Recuerdo que en el año 2000 (yo con 15 años) leí un reporte / programa (de esos con buenas intenciones que hacen respecto al desarrollo de los países) que se llamaba “Plan 2020”. Desde esa vez, tuve un poco de fijación con saber qué ocurriría diferente este año. Algo me decía que sería un año diferente, uno de cambio para bien. Todavía no sé si me equivoqué.
Desde que nací, me han tocado vivir tres años que definen la historia de la humanidad: 1989, 2001, y ahora, 2020. El primero no lo recuerdo (tenía 4 años), el segundo fue impactante, y el último fue muy extraño. Y en realidad no encuentro mejor palabra para definir a este año: Extraño.
Extraño porque nos tocó vivir situaciones de ciencia ficción apocalíptica que hemos ido normalizando: todos con cubrebocas, muchos con caretas, los trajes de EPP en instalaciones médicas. Esa rara sensación de ir al super y escuchar advertencias por el altavoz pidiendo separación, prohibiendo el acceso a niños y ancianos, pidiendo no tocar innecesariamente los artículos. El temor de que alguien se te acerque hablando sin cubrebocas. Es bonito y temeroso vivir la historia en carne propia.
Y puede sonar egoísta porque en mi familia no hay ninguno de los casi 2 millones de personas que han muerto por la pandemia, pero dentro del caos, puedo decir que este año me ha encantado. Encontré cierta belleza en el distanciamiento, en los cubrebocas, en la higienización extrema de lugares, en la incertidumbre.
Nunca olvidaremos los nombres “Coronavirus”, “SARS COV-2”, “COVID-19”, como las causas que por vez primera paralizaron a la humanidad, provocando miedo, pobreza, problemas, pero también reencuentros, reflexiones, respiros.
Agradezco especialmente esta vez, el comenzar un año más con mis padres presentes.
Debo admitir que, a pesar de las dificultades económicas, en el fondo, voy a extrañar lo diferente de este año. También reconozco que me da algo de pereza comenzar un año que probablemente sea soso. A ratitos ya quiero que sea 2022. Sin embargo, pido a Dios que, si va a ser aburrido, sea benéfico para la humanidad. A veces, comenzar las cosas sin muchas expectativas es lo mejor. Que así sea el 2021.
Un abrazo a ti que me lees.
Jesús Cuevas Peña.