
De todas las 6 depuraciones que propongo, esta es la más complicada. Son muchos años de estar mal acostumbrados a estar pensando tonterías casi todo el día. Muchas veces es más que un hábito: es nuestra forma de vida.
Cambiar la forma en la que pensamos es un proceso que puede requerir no sólo de tus ganas, sino de tiempo y hasta de ayuda psicológica.
Qué hacer
Para no complicarnos, a mí algo que me ha ayudado mucho es lo siguiente:
Hay un libro que se llama Los 4 acuerdos, de Miguel Ruiz, que recomiendo mucho, pero del cual rescato 2, y los pongo en importancia para mí:
-No supongas.
Son incontables las horas que desperdiciamos al día en esto. Nos preguntamos qué pasará, nos preguntamos por qué pasará sin buscar la respuesta o sin poderla encontrar. Nos torturamos con conclusiones vagas y erróneas. Sirve mucho no suponer por qué una persona actúa de tal o cual manera. Sirve mucho no suponer qué es lo que pasará cuando tú hagas algo. Sirve mucho no suponer los sentimientos de las demás personas. Sirve mucho no suponer nada. Nunca. Quítate ese estrés.
-No te tomes nada personalmente.
Cuando alguien te ofenda, no te lo tomes personal. Cuando alguien te haga menos, tampoco te lo tomes personal. Cada persona tiene sus problemas y traumas y los externa de diferente forma. Sí, ya sé que no es justo que quieran desahogar frustraciones con uno, pero lo importante es estar consciente de que tú no eres la razón. Que los demás tienen razones propias que los obliga a actuar así.
Hasta ahí respecto al libro. Aparte, yo agrego dos:
-Cuida la forma en que hablas de ti mismo, ante ti y ante los demás.
Esto es sumamente difícil. Por ejemplo, aunque he mejorado, a mí no se me quita la costumbre de decirme “qué pendejo” cada vez que me equivoco. Si uno no se respeta con sus propias palabras, ¿Cómo esperemos que los demás lo hagan? Hay que esforzarnos por tener ideas buenas acerca de nosotros mismos.
-No hables de los demás.
Hay una frase de quien ignoro su autoría, pero que dice:
“Los grandes hombres hablan sobre ideas, los hombres promedio hablan sobre cosas, y los hombres pequeños hablan sobre… otros hombres.”
Cambiemos esto. Con mis amigos nos la pasamos “tirándonos mierda” entre todos, y la verdad es divertido hacerlo, pero habla de lo mal que estamos en muchas cosas. Afortunadamente es algo que he notado que todos hemos mejorado y cada vez hablamos más de proyectos que se nos ocurren o que queremos hacer. Este cambio te ayuda a enfocarte más en ti mismo, que es lo que siempre te hará mejor persona.