Hace un año escribí:
Lo único malo de que termine el 2017 es que siempre puede haber un año peor, y no me queda más que estar listo por si eso llegara a suceder.
No sé si fue una sentencia, o qué sucedió. Pero así lo fue. Puedo decir, con certeza, que este ha sido el peor año de mi vida. Sin embargo, sigo teniendo muchas cosas qué agradecer. Porque Dios sigue conmigo. Porque lo peor que uno puede hacer ante la adversidad, es alejarse y dudar de él.
Uno no comprende que la adversidad lo hace crecer a uno hasta que se enfrenta a ella. Y este año me ha hecho crecer. Mucho.
Este año ha sido de dolor, enfermedad, desamor, depresión, ansiedad, tristeza. Y a pesar de todo, ahorita iré con mi hermano y mamá, a su pueblo, a terminar el año. A pesar de todo, mi papá está disfrutando de mis hermanos y mi sobrino. A pesar de todo, Aquí estoy, en la tranquilidad de mi casa, escribiendo este texto. Gracias Dios.
¿El 2019 será mejor o peor? No lo sé. Pero ahora comprendo que la vida está hecha de esto.