Me compartió un amigo el texto de un tipo llamado Gerardo Macías (que creo que es su tío), en el cual relata una historia mundana, pero que contiene unos excelentes párrafos que explican de buena forma el porqué de muchas decisiones que tomamos los hombres, y sobre todo, de muchas costumbres que adoptamos.
La gran mayoría de los hombres, desde muy jóvenes y a partir de que podemos tomar decisiones por nuestra cuenta (porque los padres lo permiten), tratamos de simplificar nuestra vida lo más posible en los aspectos cotidianos: una vez que decides que refresco, cereal, comida en general te gusta, eso comerás casi siempre. Si te gusta algún deporte. desde niño eliges a tu equipo favorito, y durante el resto de tu vida siempre le serás fiel, le vaya como le vaya en los torneos, y sin importar la burla que te hagan los demás si pierde. Incluso, un hombre que cambia de equipo, no suele ser bien visto por los demás y pierde credibilidad. Cuando decides que peinado te gusta, lo usarás hasta que la calvicie lo permita, yo tengo amigos que siguen usando el mismo look de los 80’s. Con la ropa pasa lo mismo, una vez que defines tu estilo, compras el mismo tipo de ropa.
No hay mucho más qué agregar. Los hombres nos orientamos al minimalismo, y las mujeres, al maximalismo. Por eso los hombres tenemos tres pares de zapatos y las mujeres 30.
Por eso nosotros podemos discutir con respuestas como “sí”, “no” o incluso con el silencio.
Por eso yo, desde que tengo uso de razón, las indicaciones para el peluquero (aunque éste haya cambiado con el paso de los años) son las mismas: “recortado con la no. 2 de atrás y de los lados. Redondo de atrás. Patilla normal.”
Por eso siempre compro pantalones de mezclilla Calvin Klein, y en el mismo lugar; por eso siempre compro bóxers negros largos de los de las frutitas; por eso siempre procuro comprar camisas Chaps de manga larga. Puedo ir a comprarme tres o cuatro pantalones, por ejemplo, y serán idénticos. Así evitas perder tiempo en seleccionar y probarte algo que no sabes cómo saldrá, y por el contrario, vas directo a lo que ya sabes que te acomoda y te resulta.
La misma razón aplica para el hecho que, desde secundaria, todos mis relojes han sido metálicos, plateados, de caja grande. También que desde hace varios años, compro el mismo perfume: Chanel Homme Edition Blanché. Y desde adolescente, desodorantes Axe.
Supongo que pasarán los años y verán al mismo individuo (yo) de forma similar: manga larga arremangada, pantalón de mezclilla, reloj plateado, pelo corto, yéndole a las Chivas. Tal vez más gordo, tal vez más flaco. Eso sí, con cada vez más canas.
Muy chula esta entrada, aprovecho para felicitaros por esta página, que os
he encontrado por internet y me parecen todos los contenidos muy
interesantes :)