Hace un año esperaba un año muy soso. Una continuación de la parte aburrida del 2020. No fue así.
La pandemia continuó, las vacunas llegaron. Mi madre enfermó y gracias a Dios se recuperó.
En lo económico, se perdió casi todo a principio de año. Gracias a Dios nada faltó y la recuperación ha ido llegando.
Perdí unos kilos, y gané un tatuaje. Extraño tomar Coca.
Comencé una relación de la forma más extraña con una mujer increíble, una mujer que amo y admiro.
Como cada año, agradezco a Dios permitirme otro año de vida con mis padres vivos y sanos (a pesar del susto por COVID). Esto me hace recordar a mi amigo Gil quien perdió a su mamá, quien siempre me trató de forma excelente. Te mando un abrazo, mi Trapiche.
Para el 2022 no pido nada, no espero nada. “¿Quieres hacer reír a Dios? Cuéntale tus planes” Crear expectativas de un año es muy absurdo.
Un abrazo para ti que me lees. Que Dios te bendiga. Te lo repito: que Dios te bendiga.
Feliz 2022.