
Comencé a percatarme de que mejoraba en el momento que me di cuenta que cada vez tenía más días buenos, sobre todo respecto a los peores meses en donde los días que disfrutaba eran casi nulos.
No lo sé, pero supongo que así debe ser. Es decir, la transición es gradual. No iba a amanecer un día alegre y como si nada (aunque eso sería excelente). Ahora tengo más días buenos que malos. Pero son esos malos, los que recuerdan que no se debe tirar el esfuerzo a la basura. Que hay que estar consciente de los síntomas que siguen presentes que en algunos momentos pueden hundir a uno de nuevo.
Tener uno o dos días malos no significa que se está retrocediendo nuevamente, significa que muchas cosas por superar siguen presentes, y son recordatorios para seguir echándole ganas.