
Hay personas que, afortunadamente, no saben qué significa el no poderse levantar, casi literalmente, al despertar. Escribo «casi», porque físicamente tu cuerpo puede pararse, pero, también físicamente, tu cuerpo no tiene energía para iniciar o reanudar el día. No es flojera; es una mezcla de falta de fuerza, exceso de sueño, falta de motivación, que te hace no poder abrir los ojos, y no poder despegarte de la cama.
Para vencer eso, se ocurre lo obvio: dormir más temprano, dejar el celular, no cenar noche, forzarte a pararte aunque te cueste mucho. Todo ayuda pero nada funciona completamente. He tenido días que me esfuerzo en levantarme, me baño (siempre con agua helada) y cuando me siento en la cama, vuelvo a caer dormido. He tenido días que me he levantado de la cama a las 4 PM. He tenido días que me duermo a las 10PM y me despierto a las 12PM.
Esta circunstancia, es una de las que más impactan en la vida diaria de quien lo padece, porque es detonadora de malos hábitos: alimenticios y de rutina, que a la vez se traducen en un círculo vicioso que incluye estrés, deterioro a la salud, e impotencia emocional.