Nunca me han gustado los medios tropicalizados (aunque a veces no haya más opción que consumir sus contenidos), es más, no veo el “plus” (como consumidor) de ver o leer un medio tropicalizado.
Los medios internacionales, en un esfuerzo por expandir su marca hacia diferentes países o regiones de su interés, deciden penetrar un mercado sin limitarse a una simple traducción de sus contenidos originales y/o de los contenidos producidos por sus canales insignia o por su matriz, convirtiéndose así, en una opción más (aunque no muy diferente) a los medios locales que ya existen en cada lugar.
Sería interesante (aunque muy costoso) que los medios se expandieran con su propia gente, con sus propios equipos, con personas que ya supieran de qué va ese medio, pero la industria de la comunicación, a nivel mundial, se maneja mediante el intercambio masivo de corresponsales y líderes de opinión, y en los medios enfocados a la información noticiosa, a la venta a gran escala de notas, las cuales son repetidas incansablemente por diferentes medios. Cuando veo o leo un medio internacional, es porque quiero conocer la visión que hay afuera de mi región, o por el contrario, obtener información que no puedo obtener en medios nacionales, pero la tropicalización acaba con eso. Es más, muchas veces esos medios internacionales terminan siendo la salvación laboral de muchos comunicadores desgastados en los medios locales.
¿De qué sirve ver a CNN en español si vas a ver en la pantalla a Carmen Aristegui? ¿De qué sirve leer El País edición América si los corresponsales son los mismos que en el resto de periódicos nacionales? Una publicación que me gusta mucho es Foreign Affairs, (por la calidad de su contenido, y sobre todo, porque es una excelente forma de conocer la problemática política internacional), por eso, cuando existía Foreign Affairs en Español, hace unos años, estaba suscrito, pero evolucionó a Foreign Affairs Latinoamérica, que aunque tiene buena calidad, trata temas regionales de los que me puedo informar sin problemas en otros medios, y muchas veces con analistas que puedes leer también en otras revistas, razón por la que cancelé mi suscripción.
ESPN y Fox Sports, tropicalizados al extremo, por ejemplo, no son una opción (como lo eran) para informarte a profundidad de la NFL, de la NBA, y del resto de las ligas deportivas estadounidenses (que suelen ser las mejores del mundo), y se han convertido en los empleadores de varios periodistas desgastados y despedidos de Televisa y TV Azteca, siendo una extraña mezcla de lo que ya se consumió por décadas en el país (lo que no significa que no funcione en términos de rating).
Esta dinámica de expansión, aunada a la pérdida en el control de calidad que se da cuando una empresa (de cualquier tipo) se expande, son las razones por las que no me gustan los medios tropicalizados.
Casos para ejemplificar la pésima calidad de medios tropicalizados sobran: Huffington Post (que su calidad muchas veces de por sí, deja mucho qué desear) es una maravilla si lo comparamos con “El Huffington Post” (el de España). Forbes México es una burla si lo comparamos con Forbes. Revistas como Esquire, Playboy, People, son un chiste al lado de sus versiones originales. Por el contrario, también hay (aunque pocos) casos de medios que no han perdido su calidad al tropicalizarse, como lo es Wall Street Journal o HBO.
Mi ideal es que un medio que conquista nuevos territorios, mantenga por lo menos el 90% de sus ediciones originales, se limite a traducir el contenido, y que a su vez, las publicaciones tengan un lanzamiento sincronizado internacionalmente, obviamente, conservando la calidad en su producción en cualquier tipo de formato. Menos integración, más distribución.